Carta dirigida a una persona que no conozco en persona pero que me cae muy bien

Me entristeció leer tu post. Me identifiqué con muchos de los recuerdos que refieres en él. Al saber que no escribirás más, sentí algo parecido a cuando se termina tu serie favorita. O a cuando estás leyendo un libro fabuloso y estás a unas páginas del final. Incluso, podría decir que experimenté esa sensación de tristeza que me da cuando estoy comiendo algo que me gusta mucho y sólo me queda un bocado.

No te conozco en persona, pero sí por lo que escribías. Leer tu bitácora de viaje era recorrer, admirar, percibir cada lugar visitado a través de tu mirada. Al menos así me lo parecía. Si algún día llego a ir a cualquiera de esas ciudades, ten por seguro que recordaré lo que escribiste al respecto.

Mi intención con esta carta no es aleccionarte, ni tratar de convencerte de que regreses. Cada quien hace lo que hace por una razón. Lo que sí puedo decirte, con todo el temor de que mi discurso suene a plática motivacional, es que te equivocas en eso de no haber logrado nada. Estar vivo es un logro por sí mismo, lo digo por experiencia. Mi vida ha sido una serie de accidentes y de tropezones, y siempre he salido avante, incluso de esas veces en las que sentí que ya no la contaba. No soy un ejemplo de nada ni soy maestra de nada, pero sí pienso que la existencia de cada persona encierra algo precioso, por mínimo que sea.

A pesar de que conozco muy poco de ti, hay cosas que admiro, y lo digo sinceramente. Una de ellas es tu amor por la música. Cuando escribías sobre un disco o una canción, se percibía una especie de pasión en tus frases, contabas una historia y, a pesar de no mencionarlo, el vínculo entre tu persona y la música quedaba clarísimo. Tienes una habilidad especial con las palabras, y para prueba está el post acerca de la muerte de tu abuelo. Expresaste tu sentir de una manera muy bella, tanto que incluso a mí me causó dolor su partida aunque no lo conocí. También me pareció admirable el arrojo con el que emprendiste tu viaje. Con contratiempos, con encerrones de hotel, con mal clima, con nuevas amistades, como sea, has seguido adelante. Por supuesto, todos esos son logros, y son de los logros que sí cuentan en la vida.

Respeto tu decisión de no escribir más, pero no puedo negar que será triste dejar de leerte y sentir motivación para escuchar la música de la que platicabas, o de imaginar el lugar que visitaste, o de sonreír con alguna anécdota narrada por ti. Será triste porque ya me había acostumbrado, será triste porque me caes bien y leerte era como platicar, será triste porque ahora tendré que lograr algo que no quiero: dejar de sentir tristeza porque del otro lado del internet ya no está esa persona que no conozco en persona pero que me cae muy bien.

Cuídate y que te vaya de maravilla. Que los tiempos sean mejores, lo deseo sinceramente.

L.

 

 

 

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