I’m just a sucker with no self esteem

Ya son muchos años de permitirte que me trates como basura, de dejar que hagas lo que quieras de mí. Llevo muchos años callándome, dejando que me lastimes, que me busques cuando estás borracho, cuando no tienes nada mejor qué hacer o nadie mejor a quién tirarte.

Tú no lo sabes, pero esto llegó a su fin. No te lo diré jamás, pero de ti aprendí cosas que no me gustan y que sólo me han jodido la vida, me han hundido en el lodo. No te vas a enterar nunca de que en algún momento pensé que te odiaba, pero en realidad te tengo compasión, porque ya bastante tienes con ser tú y ya bastante gente te odia como para que yo invierta mi tiempo y mis energías en algo que no me hace ningún bien. Y bueno, ya bastante tengo yo con mi baja autoestima como para seguir sintiéndome mal por algo que no es mi culpa y que no vale la pena.

Al igual que la señora del video del perrito cachondo, tengo que pararme y ser digna, y esa dignidad la encontraré entre más lejos esté de ti. ¿Que me vas a hacer falta? Tal vez sí, al principio, pero me acostumbraré. Hay alguien en el mundo que me quiere abrazar el culo amorosamente, incondicionalmente, que le quiere dar de besitos y cantarle canciones, y eso… eso no tiene precio.

 

Con Molly Bloom en el pensamiento

Esa Molly es bien cabrona mira que dejar de coger con el marido no es cosa fácil yo no me trago ese cuento de que es un trauma no sé si yo podría dejar de coger así nada más aunque sí sé con quién debo dejar de coger es un hijo de puta tiene montón de mujeres a mí es a la que trata peor es mi culpa por no ponerle un hasta aquí compré cebollas creo que sí pero no me pienso levantar a ver mañana en la mañana que abra el refrigerador me fijo queso también necesito queso cómo me gusta el queso me hace daño no debería comerlo no me importa cómo hay gente antipática en el mundo no soporto a esa Susana cree que lo sabe todo es una imbécil ya llegará el día en que pague todas las que ha hecho es mala y ese Pepito es insoportable los aduladores son una raza cruel Molly también es cruel me cae bien porque está loca dance you fucker dance you fucker don’t you dare me gusta esa canción estoy ansiosa como esa vez que salimos él y yo se portó muy mal he conocido pocas personas tan horribles no puedo tolerar a alguien de esa forma nunca más creo que tengo hambre a esta hora no se debe comer nada como ese compañero gordo que tiene cara de panda nunca lo he visto comiendo no me explico de dónde le viene tanta gordura salgo horrible en todas las fotos se me ven las lonjas Molly tal vez nunca pasó por eso a qué hora le iba a dar tiempo de ir a sacarse fotos pasaba la mayor parte del tiempo pensando que Poldy esto y Poldy aquello y que Boylan y que ya me tocó el culo junto al canal y que el padre Corrigan pregunta tonterías a mí también me molesta que me den nalgadas como si fuera un caballo prefiero que me las den con cariño pareciera que quieren deshacerme el culo con la palma de la mano se siente el desprecio cual si fuera una res en el rastro tengo unas nalgas descomunales quizá por eso todos quieren pegarles la próxima vez voy a llorar como un chiquillo llorar llorar llorar soy muy llorona me gusta llorar de tristeza you forget so easy cuando me acuesto se me ocurren cosas que debiera hacer de día no dejo de morderme las uñas me estoy comiendo a mí misma comer comer comer coger coger coger qué habrá sido de ése que me dijo que quería abrazarme el culo tenía una obsesión con las nalgas pero qué hombre no la tiene me gustaría que alguien me regalara los poemas de Lord Byron como a Marion flores no porque siempre dan rosas a mí me gustan las azucenas las rosas huelen a pañal pañal pañalete little babies’ eyes eyes eyes eyes siempre tengo los ojos rojos me arden a veces pareciera que todo el tiempo estoy llorando me gusta llorar pero sin que nadie me vea la gente piensa que el llanto es de débiles yo soy débil pero no quiero que nadie se entere después todos se aprovechan a veces quisiera tener los ojos rojos por fumarme un porro ha pasado mucho tiempo desde la última vez me acuerdo que se me secó la garganta también me quemé los dedos dedotes dedales Dedalus Dédalo dedito dedeo mis dedos que tantas palabras escriben a veces me dan miedo de pronto tienen poder y vida propia a veces me da miedo lo que dicen esas palabras gigantes que intimidan te hacen sentir minúscula imperceptible infeliz miserable me da miedo hablar porque es como llamar al lobo que te va a devorar no quiero aún debo vivir pero tengo sueño debo despertar sin siquiera haber dormido wakey wakey rise and shine ya son las cinco como las cinco de ese poema de un pobre hombre al que coge un toro él se comporta como un toro es agresivo me maltrata ya no quiero más me embiste como si me odiara me pega hala mi cabello como si pretendiera dejarme calva no quiero ser un objeto mi carne duele mi alma me recrimina por lo que le hago ya no quiero nada estoy muy cansada tengo adolorido todo el ser no puedo hablar no debo decir una sola palabra well of course i’d like to sit around and chat but someone’s listening in la pared me escucha mis gritos ahogados rebotan por todo el cuarto no me puedo mover mi boca no articula  ningún sonido no siento nada en el pecho reina el silencio escucho vacío estoy fatigada es una noche clara la luz que se mete por el hoyo de la cortina cae directo en mis ojos no se oye nada es como aquella vez que fui a un pueblo qué paz qué quietud Lully se habría vuelto loco con tanto silencio escucho lo que sucede adentro de mí  así que así se siente jamás lo imaginé debo escapar de la luz voy a volver el rostro creo que al fin llegó la hora de dormir buenas noches Molly.

Yo…

“Quisiera ser más femenina y dejar de usar tantas camisas de cuadritos, tan masculinas, tan toscas, tan alejadas de la femineidad. Quisiera ser flaca y lucir increíble en esos vestidos de florecitas que usan las flacas y que sólo se les ven bien a las flacas. Quisiera tener el pelo largo y sedoso como las bonitas que usan el pelo largo y que son como ninfas que hechizan a cualquiera. Quisiera ser muy inteligente y tener una plática interesante y que a todo el mundo le guste estar conmigo por mi inteligencia y mi conversación amena. Quisiera ser simpática y tener sonrisa de un millón de dólares, y que todos queden deslumbrados con mi encanto. Quisiera ser una fuente inagotable de alegría y contagiar a todos de mi felicidad y que me vean como una luz perpetua. Quisiera saber bailar y ser el alma de las fiestas y que todos desearan ser mi pareja de baile y brillar en la pista. Quisiera escribir mucho y que cualquier idiota piense que soy lo máximo y que me veneren y que me besen los pies y que todos se peleen por los libros de mi autoría. Quisiera ser todo lo que no soy y tener todas las virtudes que no tengo…”

No. Esa no soy yo. Y, a decir verdad, no quiero nada de lo anterior, al contrario, me da hueva. Por años me han enseñado a rechazar lo que soy, a odiarme por lo que soy. A pensar que está mal ser como soy. No quiero más de esa mierda.

Me gustan las camisas de cuadritos y las seguiré comprando. No digo que me llene de júbilo ser gorda, pero al menos no me causa tanto conflicto como antes. Cuando me toman de la mano, no se sienten los dedos de la mismísima Parca, sino unos rechonchos que prodigan caricias calentitas. Además me gusta comer. Disfruto la comida. Adoro cocinar por las noches y que mis gatos entren corriendo a la cocina, guiados por el aroma. Y bueno, respecto a la ropa, me cagan los vestidos de florecitas, creo que son de esas cosas que a nadie se le ven bien (digo esto con toda la objetividad que me es posible). Tampoco me gusta el pelo extremadamente largo, al contrario, pienso que es otra cosa que a pocas, si no es que a nadie, ni a las cantantes de Haggard, se les ve bien. Me encanta mi pelo alborotado y que piensen que no me peino. Me encanta emular a Nina Hagen con la cabellera. El pelo siempre ha sido mi distintivo, difícilmente podría cambiarlo por una rebaba que imite (mal) la imagen de Morticia Addams con un año sin ir a la peluquería.

Por otra parte, siempre he pensado que la mayoría de las conversaciones inteligentes distan mucho de la inteligencia. Qué flojera estar planeando todo lo que se va a decir y hacerle al mame con que se sabe un chingo de cualquier cosa. La gente finge que admira a los que se creen inteligentes, pero en el fondo piensan que son unos pinches pendejos. Y la verdad es que sí lo son. Los que quieran platicar conmigo que lo hagan, y los que no, pues no. Hay gente a la que le cago y hay gente a la que le caigo bien, es así de simple. No soy la persona más graciosa del universo ni tengo la sonrisa más bonita, pero me la paso bien porque digo lo que pienso, sin tapujos y sin fingir que soy otra persona. Aunque no estoy enojada con la vida, me gusta más pasar tiempo conmigo misma que con otros, pero a nadie puede condenársele por eso. Somos como somos.

Mi problema con el baile viene de un trauma de la adolescencia, y aunque sí me paro a bailar en fiestas y reunioncillas, evito hacerlo a toda costa; hay cosas que uno deja de hacer porque sí, porque ya no quiere hacerlas más. Y de escribir, bueh, nunca seré una Vonnegut, ni una Kerouac, ni una Faulkner, lo he sabido siempre. Escribo para mí, para quien quiera leerme e incluso para quien no. Cuento mi vida con letras porque no tengo otro medio para hacerlo, soy muy mala oradora y una pésima egocéntrica. Prefiero que me cuenten cosas y escuchar a la gente, yo lo mío lo cuento aquí, porque sé que está a salvo. No quiero ser rica, ni famosa, ni salir en la televisión diciendo mamadas, ni ganar el Nobel, ni que me quieran besar el culo. No lo soportaría, no sería capaz de tolerar semejante invasión a mi espacio. Yo estoy bien así, en el anonimato, en el refugio que me dan estas letras, en ese mundo que sólo yo sé con quién comparto.

Hay mucha belleza en las cosas simples, y me pertenece así, sencillita, sin complicaciones, sin detalles fútiles ni grandilocuencias, me pertenece a mí solita, a la persona que soy, a la persona que quiero mucho y que todos los días me ve a través del espejo.

Los quejumbrosos

Los quejumbrosos hablan.
El habla es el ruïdo más hosco,
el más estrepitoso, el más insoportable.
Los quejumbrosos no buscan,
los quejumbrosos son los que apesadumbran,
son los que nunca cambian, los que jamás olvidan.

Su corazón les dice que, en todo, fallas han de encontrar,
pierden, dejan de buscar.
Los quejumbrosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
enojándose, frustrándose a cada rato,
llorando porque no se salvan a sí mismos.

Les preocupa todo. Los quejumbrosos
viven al día, creen que no pueden hacer más, que lo saben todo.
Siempre se están estancando,
siempre, en el mismo sitio.
Esperan,
esperan todo, y siguen esperando.

Piensan que todo lo malo han de encontrar.
La queja es la justificación perpetua,
siempre el mismo paso, el mismo, el mismo.
Los quejumbrosos son los incansables,
los que eternamente  -¡por desgracia!-  se han de sentir solos.
Los quejumbrosos son la histeria del cuento.

Tienen yugos en lugar de brazos.
Las venas de los ojos se les hinchan
porque la carga de los yugos les asfixia.
Los quejumbrosos no se permiten dormir
porque si duermen los devoran los anhelos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alimañas bajo la sábana
y su cama se hunde como sobre un pantano.

Los quejumbrosos son locos, sólo locos,
con Dios y con el Diablo.
Los quejumbrosos salen de sus escondites
temerosos, sedientos,
a cazar quimeras.
Se ríen de la gente que no sabe nada,
de la que odia a perpetuidad, inevitablemente,
de la que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los quejumbrosos juegan a escapar del alma,
a tatuar el humo, a retirarse.
Juegan el eterno, el trágico juego del dolor.
Todos se han de resignar.
Creen que todos han de resignarse.
Los quejumbrosos se vanaglorian de toda deformación.
Repletos, pero repletos de filosas astillas,
la muerte les brota de las pupilas,
y ellos se hunden, se lamentan hasta el crepúsculo
en que flores y pájaros mueren lentamente.

Les llega a veces un olor a muerte,
a ánimas que yacen con la mano en el pecho,
afligidas,
a cuevas infectas y a sentinas.
Los quejumbrosos se ponen a llorar a gritos
una oración compungida,
y se van sollozando, sollozando,
la dolorosa vida.